sábado, 30 de abril de 2011

EL DISCURSO IMPROVISADO



La facultad de coordinar los pensamientos y hablar improvisadamente, es aún más importante, en algunos sentidos, que la habilidad de hablar solo después de una larga y laboriosa preparación. Las exigencias en la actualidad requerida por los negocios modernos y las contingencias actuales que estimula la comunicación oral, hacen imperativa la capacidad de agilizar rápidamente los pensamientos y verbalizarlos con fluidez. Muchas de las decisiones que afectan a las industrias y al gobierno en nuestros días no han sido tomadas individualmente, por un hombre en particular, si no entorno a una mesa de conferencias. El individuo, aun así, tiene su voz y lo que debe de decir tiene que ser forzosamente expuesto ante el grupo. Aquí es donde la capacidad de hablar improvisadamente cobra su verdadero valor y produce sus efectos.


A continuación se muestran los pasos para conseguir de la manera más sencilla la habilidad de hablar improvisadamente:


PRIMERO: practicar discursos improvisados
Cualquier persona de inteligencia regular, y que posee un poco de dominio de sí misma, puede pronunciar un aceptable – a menudo un brillante- discurso improvisado. Existen varios modos que se pueden utilizar para perfeccionar la habilidad de improvisar y expresarse con fluidez cuando se pide de improviso, que se digan algunas palabras.


• Consiste en que dos o más personas ponen el título de un tema en una tira de papel. Luego se doblan los papeles y se mezclan. Una de las personas saca una de las tiras. Inmediatamente, debe de ponerse de pie y hablar durante sesenta segundos sobre el tema extraído.


• Comienza a narrar un suceso en los términos más fantásticos que se capaz de imaginar.


SEGUNDO: Prepararse mentalmente para hablar improvisadamente.


El prepararse mentalmente para hablar en forma improvisada en todas las ocasiones, del mismo modo que el piloto de un avión está listo para actuar con fría precisión ante cualquier emergencia gracias al continuo planteo de los problemas que pueden surgir en cada momento, la persona que brilla como improvisador se prepara realizando innumerables discursos que nunca son pronunciados. Algo que debe realizar es determinar qué aspecto de su tema es el adecuado para la ocasión.


TERCERO: Introducir un ejemplo inmediatamente.


Existen tres razones por las cuales se recomienda empezar con un ejemplo:


• El involucrado se libera enseguida del difícil problema de pensar en su próxima frase, pues las experiencias se relatan con facilidad, aun cuando no se halle preparado.


• Penetrara con el ritmo del discurso y superara enseguida los primeros momentos de nerviosismo, con lo que tendrá oportunidad de imprimirle mayor vigor al asunto principal de su discurso.


• Atraerá de modo inmediato la atención del auditorio.

CUARTO: Expresarse con ánimo y con vigor

Cuando se habla con energía e intensidad la animación que exterioriza produce un efecto beneficioso en sus procesos mentales. La conexión entre las actividades físicas y la mente es muy estrecha utilizamos las mismas palabras para descubrir los actos manuales y mentales; por ejemplo, decimos que “atrapamos una idea” o que “nos apoderamos de un pensamiento” una vez que estamos preparados y animados físicamente muy pronto nos encontraremos que nuestra mente está funcionando a un ritmo acelerado.


QUINTO: Utilizar el principio del “aquí y ahora”


La ocasión llegara cuando alguien lo palmee en el hombro y le diga: “¿Qué tal si nos dice unas palabras?” o bien, podría suceder sin advertencia alguna. Todas las miradas giran e su dirección y antes de que pueda darse cuenta ya lo han enseñado como el próximo orador. En ese momento, como nunca, es cuando más se debe conservar la calma. Para tal situación existen tres fuentes de las que se pueden extraer ideas para un discurso improvisado:


1. El auditorio mismo. Se puede hablar del público sobre lo que son, sobre lo que hacen, especialmente sobre los valores específicos que representan para su comunidad o para la humanidad. Se empleara un ejemplo específico.


2. La ocasión. Se podrá extenderse sobre las circunstancias que han originado la reunión


3. Si se ha escuchado con atención, se puede expresar con agrado por palabras de una persona que expuso con anterioridad, y ampliar sus conceptos.


SEXTO: No improvisar un discurso. ¡Hable improvisadamente!

se deben conservar las ideas agrupadas lógicamente entorno a un pensamiento central que bien podría ser el punto que tiene la intención de exponer. Los ejemplos deben concordar con esta idea central. Y nuevamente, si se habla con entusiasmo, se descubrirá que lo que se expresa tan familiarmente posee una vitalidad y una fuerza que no contienen los discursos preparados.
(Dale Carnegie, como habalr en publico)


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