![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibqLTwpUAeM-3r_4Ch-AWlPKR-7k7vLErWDesDhMm67jAtJtFb5i4g_sO8yBu_yZZdT3p7WECemJfpxBER21FXqyW3wUeysFyqMg-Ru2v80H8CEAOBQK61UrgZn9PkI4o52_UnjlepMyv4/s320/auditorio.bmp)
El lugar de la intervención también determina en gran medida el tipo de discurso: El lugar imprime al acto su propia identidad, dándole una nota de mayor o menor formalidad. No es lo mismo intervenir en una pequeña sala de junta, en un auditorio, o desde el balcón del ayuntamiento.
El orador debe conocer el lugar en el que va a hablar y tenerlo en cuenta a la hora de ensayar. Conocer sus dimensiones, si podrá contar con proyectores, pizarras, etc.;
si el estrado tiene una dimensión suficiente para poder moverse por él; si tendrá también la posibilidad de moverse entre el público (por ejemplo, en una aula universitaria), etc. Lo ideal sería, además de conocerlo, realizar allí el último ensayo general, el día previo al acto. Esto le permitirá familiarizarse con el sitio, lo que también contribuye en cierta medida a calmar un poco los nervios.
Si uno tiene la posibilidad de visitar el local, al menos debería ponerse en contacto con los organizadores del acto para que se informe sobre sus características. Lo que no se debe hacer es no conocer el lugar donde se va hablar hasta el momento de la intervención, no vaya a ver sorpresas de última hora de difícil solución: No dispone de un proyector para mostrar las transparencias que se habían preparado, no hay un atril donde colocar las fichas de apoyo, el estrado es demasiado pequeño etc.Se trata en definitiva, de evitar cualquier imprevisto que pueda perjudicar la intervención.
Por : Elizabeth Monsivais
Si quieres más artículos como este Subscribete a NEGOCIOS Y SOCIEDAD por Email
No hay comentarios:
Publicar un comentario